Paracaídas
Locho Morán, cinismo político
Rogelio GUEDEA
Si algo no debe dejarse pasar son las expresiones de cinismo político porque se corre el riesgo de que se normalicen como se ha normalizado la violencia, la desigualdad o la propia impunidad. Por eso, es admirable cómo la sociedad colimense, en un caso como el de Locho Morán, ha sido ejemplar en la forma en que luego de conocer el giro tan drástico que dio este político en sus “convicciones” ideológicas (pronto se convirtió en todo lo que criticaba), lo hizo pasar por su filosa guillotina, en una clara intención de hacer patente su enojo.
No he visto ningún comentario positivo en las redes sociales con respecto a la cínica decisión que tomó Locho Morán de convertirse en morenista (para participar como candidato al primer distrito electoral a la diputación federal) y aparecer una mañana vestido con tenis y camisa guinda, haciendo propaganda para la 4T después de haberla denostado tanto.
Todos los usuarios de las redes se han sentido defraudados de un político que ayer hacía estridencias de pulcritud ética e ideológica y apenas hoy, por pura conveniencia, no ha tenido empacho en pisotear su honor en aras de atesorar (otra vez) una buena rebanada del erario público y una no menos atractiva cuota de poder.
Por eso, Locho Morán se erigió paradigma de todo lo que se le pide a cualquier militante cuatroteista que no haga: no robar, no traicionar y no mentir. Curiosamente, Locho Morán lo ha hecho con creces y no parece ahora ni inmutarse, ni tampoco parece que a los líderes morenistas (de aquí y de allá) les ruborice.
Locho Morán fue acusado de desviar 53 millones de pesos en su último paso por la alcaldía capitalina, y esto no parece ya importarle a nadie. Locho Morán tiene también un historial de traiciones que se sacaría un premio en los récords guinness, lo hizo en el PAN, lo hizo en MC y sin duda lo hará ahora en Morena, pues es algo que sabe hacer muy bien.
Locho Morán se la ha pasado mintiendo todo el tiempo al decir que es un hombre congruente, pero pronto vimos cómo en la campaña pasada se cansó de criticar a la actual gobernadora Indira Vizcaíno de que era una loba priista con ropaje de cordera morenista y ahora, de un plumazo, hace ver que todo lo que dijo fue una ocurrencia y sin el mayor empacho se hace de una posición política que debería habérsele dado a un cuatroteista de verdad.
El tipo de oportunismo político desorbitado en políticos como Locho Morán no debe, por tanto, ser refrendado en las urnas por una sociedad que, en expresiones espontáneas en las redes sociales, ha hecho patente su inconformidad y hasta su enojo de manera contundente. Quizá los beneficios que le haya dado Locho Morán a Morena sean mayores que los perjuicios que podrían acarrearle, eso nunca lo sabremos, pero lo que sí se ha visto con claridad es que la decisión de Locho Morán de enredarse en el cuello la bandera cuatroteísta no le gustó para nada a la sociedad colimense.
Ya veremos si en los próximos meses Locho Morán logra convencerlos de su genuina transformación.