Nudo gordiano

Hate en torno al Vaticano

Yuriria SIERRA

Las reacciones en las redes sociales revelan la profunda polarización que atraviesa la sociedad mexicana

La reciente visita de Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum al Vaticano para encontrarse con el papa Francisco ha generado una ola de reacciones en las redes sociales que evidencian los prejuicios, la misoginia y la polarización predominante en varios sectores de México. Ambas figuras políticas, representantes de corrientes ideológicas distintas, han sido blanco de críticas desproporcionadas y comentarios cargados de prejuicios, de ignorancia, de misoginia… de hate, a resumidas cuentas.

La presencia de Claudia Sheinbaum y de Xóchitl Gálvez en el Vaticano, un lugar emblemático para la comunidad católica, debería haber sido motivo de orgullo y reconocimiento, independientemente de las opiniones políticas individuales. Sin embargo, las reacciones en las redes sociales revelan la profunda polarización que atraviesa la sociedad mexicana, donde se prioriza la afiliación ideológica sobre el respeto y la tolerancia.

Las críticas hacia ambas han estado marcadas por una misoginia velada, donde se cuestiona no sólo su desempeño político, sino también su condición de mujeres en posiciones de liderazgo. Los comentarios sexistas ahora revestidos en cuestiones religiosas, despectivos y completamente fuera de lugar reflejan una realidad preocupante en la que el machismo y la intolerancia siguen siendo una barrera para la participación plena de las mujeres en la vida pública.

Además, la polarización política ha llevado a la deshumanización de las figuras políticas, donde se prioriza la deslegitimación del otro en lugar del diálogo constructivo. La incapacidad de tolerar puntos de vista divergentes ha dado lugar a discursos de odio y ataques personales, en lugar de un debate fundamentado en argumentos y respeto mutuo.

La visita al papa Francisco, un líder espiritual reconocido a nivel mundial, debería haber sido un punto de encuentro para la reflexión y el diálogo constructivo en torno a los valores fundamentales como la justicia social, la solidaridad y el respeto por la dignidad humana. Sin embargo, la polarización ha eclipsado la posibilidad de un intercambio enriquecedor, dejando en evidencia la necesidad de superar la alienante confrontación digital, sobre todo tema que atraviese las campañas.

La diversidad de opiniones y enfoques enriquece el debate público y fortalece la democracia. La confrontación estéril y la descalificación no contribuyen al avance de la sociedad, sino que perpetúan y agravan la hostilidad. Es responsabilidad de todas y todos fomentar un ambiente de respeto y pluralidad, donde se valoren las diferencias como oportunidades de aprendizaje y crecimiento colectivo.

En este sentido, la visita de Claudia y Xóchitl al Vaticano debería motivar una reflexión profunda sobre el papel de la tolerancia, el respeto y la inclusión en la esfera pública. El encuentro con el papa Francisco, independientemente de las posturas políticas, representa la oportunidad de dialogar en torno a valores universales que trascienden las diferencias partidistas, ideológicas, religiosas y personales.

La visita de las candidatas al Vaticano y sus respectivos encuentros con el papa Francisco han dejado al descubierto los desafíos que enfrenta México en términos de prejuicios, misoginia y polarización. Sólo a través del respeto y el reconocimiento de la diversidad y el fomento de la empatía podremos construir un futuro en el que prevalezcan la justicia y la inclusión.

Tal y como lo hizo el propio papa Francisco al recibir y platicar largo con ambas candidatas. Hordas de tuiteros de ambos lados de la cancha que son incapaces de mirar al menos ese valiosísimo ejemplo…

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