Cantera Barva

Por bulliciosa faena que rubricó magistralmente con el acero

Andrés Roca Rey triunfó el domingo pasado en Guadalajara

*Le cortó las dos orejas al tercero de la tarde.

*Joselito Adame también tocó pelo

*Leo Valadez sin suerte con la toledana

*Tarik Othón solo cabalgó a la grupa

Benjamín VELASCO BRICEÑO

“Niño de la Fragua”

Luego de cuajar una bulliciosa y emotiva faena con el tercero de la tarde (segundo de lidia ordinaria), el peruano Andrés Roca Rey, resultó triunfador de la tercera corrida de feria en la monumental Plaza Nuevo Progreso de Guadalajara, que registró una muy buena entrada y en la que se lidiaron seis astados de Jaral de Peñas de buena presencia, pero disparejos en fuerza y bravura y uno de Corlomé para rejones, que mansurroneó y dificultó el quehacer del caballero en plaza.

Vistiendo un terno nazareno y azabache, Roca Rey, se enfrentó primero a “Consagrado” No. 164, de 500 kilos, un castaño carinegro, meleno, bragado y bien puesto y a “Escribeño” quinto de lidia ordinaria (sexto del encierro), No. 27, de 490 kilos, negro lombardo, meano, axiblanco y alto de agujas; a los que toreó con mucha voluntad dispuesto para saborear las mieles del éxito.

En este mismo orden de ideas, a “Consagrado” lo bregó por cuatro lances de tanteo, alternando luego dos lances a pies juntos con dos verónicas abriendo el compás, en tanda que remató con una media de buen trazo, para arrancar el aplauso del respetable. Llevó al astado hacia el caballo por tres chicuelinas andantes muy ajustadas, se adornándose con una rebolera y sin dar tregua para a que se cortara el hilo de las acciones, pegó un soberbio quite por tres tafalleras que remató con otra rebolera de amplio vuelo, por lo que el cotarro le ovacionó generosamente.

Tomando la muleta en sus manos, el esteta peruano estructuró una faena variada con pases de temple y mando, tanto por el lado izquierdo como por el lado derecho, en once series de hasta ocho muletazos; las que inició con muletazos por alto pegado a tablas y remató con forzados de pecho, motivando la música en su honor y las exclamaciones de torero… torero; por lo que  rubricó su trasteo con molinetes, muletazos por la cara, afarolados, péndulos y cinco dosantinas intercaladas con tres derechazos.

Luego de hacer faena de aliño, despenó al astado de una entera hasta los gavilanes y fue premiado con los dos auriculares del morucho, una lluvia de sombreros y otras prendas que le arrojaban a su paso desde los tendidos.

Con “Escribeño” falto de gas y muy justo de bravura, poco pudo hacer y aún así le pegó cinco lances a pies juntos que remató con una media y hacia el último tercio realizó una faena básicamente derechista en cuatro tandas de cuatro a ocho pases, las que intercaló con una de tres naturales, rematadas con forzados de pecho y como el astado se agarrara al piso, culminó su labor de una entera caída hacia el lado derecho y se retiró en silencio.

Por su parte el hidrocálido Joselito Adame, enfundado en un terno nazareno y oro, le hizo fiesta a “Marista”, segundo de la tarde (primero para los de a pie), No. 170, de 525 kilos, castaño carinegro, meleno, bragado y bien puesto, que fue bravo y noble; así como a “Excelencia”, quinto del festejo (cuarto en el orden natural), No. 12, de 505 kilos, castaño aldinegro, ojalado,  bragado y de buena percha; a los que bregó por lances de tanteo (tres y tres), tres lances más a pies juntos y dos tandas de cuatro verónicas que remato con sendas medias.

Hacia el último tercio con “Marista”, el aguascalentense bordó una faena de impacto en siete tandas por ambos de lados, de cuatro pases cada una, iniciando con una serie de doblones de mucho poder, que rubricó con dos pases de trinchera alternados con dos de la firma; burilando de igual forma vistosos molinetes, pases en redondo, martinetes y los de la firma, para escuchar un emotivo paso doble y la ovación del respetable público. Al preparar al astado para la suerte suprema, dejó una estocada de tres cuartos caída y como el cornúpeta tardara en doblar, se retiró entre división de opiniones.

Pero buscando obtener el triunfo a como diera lugar, con “Excelencia” dibujó un quite por zapopinas llenas de plasticidad, las que matizó soltando muy toreramente una punta del percal.

Animado por los taurinos presentes en el coso, cubrió magistralmente el segundo tercio y puso tres pares de rehiletes al cuarteo en muy buen sitio, ante la algarabía del cotarro, que le premió con sonora ovación.

Al tomar la franela con la diestra, inició su trasteo dibujando cinco muletazos por alto rodilla en tierra, rematando con los de la firma y los de pecho. Luego buriló cinco series de cuatro pases tanto con la diestra como por el lado izquierdo; culminando su labor con forzados de pecho, firmazos, muletazos por la cara, así como varios desplantes y como al guerito se le acabara el gas, se tiró a matar dejando una entera en todo lo alto, por lo que se le premió con una merecida oreja y la ovación que estalló en los tendidos.

Como tercer espada de esta corrida, Leo Valadez, vistiendo de azul celeste y oro, se enfrentó a “Diosesano” (cuarto del encierro) tercero de lidia ordinaria, No. 23 de 500 kilos, negro salpicado, gargantillo, meano y bien puesto; así como al séptimo de la tarde (sexto de lidia ordinaria) “Misionero” No. 24, de 555 kilos, negro mulato, meano y delantero. Pero como no tuvo suerte en sus dos turnos, regaló al cierra plaza de nombre “Tapatío” No. 49 de Fernando de la Mora, de 560 kilos, negro, meano y acucharado; mostrando su voluntad y pundonor torero en cada una de sus intervenciones.

Aún cuando estuvo muy torero toda la tarde y se prodigó en faenas hasta de nueve tandas y series de cinco y siete pases por ambos lados, que remató con forzados de pecho, del desdén, firmazos, trincherillas, dosantinas, molinetes, cambio de manos y péndulos; no tuvo suerte con el acero y perdió al menos dos trofeos por pinchar; retirándose entre división de opiniones.

Sin prodigarse en su toreo a la jineta, el centauro queretano Tarik Othón, quien vistió de marfil y oro con sajonas en cafés oscuro, poco pudo hacer con el que abrió plaza de nombre  “Retoño” No, 105, de 455 kilos, cárdeno oscuro y delantero, de la vacada de Corlomé, que desde su salida dio visos de manso embistiendo de más a menos y terminó regateado las embestidas.

Por lo anterior, el rejoneador (en su etapa de novillero puntero), se concretó a poner dos rejones de castigo y dos banderillas en buen sitio; cabalgando a la grupa antes y después de cada viaje; para despenar al morito de una entera en buen sitio, lo que fue premiado por el respetable con una batería de aplausos.

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