Opinion

Genio y Figura

“A México se le respeta”

Francisco BUENROSTRO

Tal como lleva el título mi columna de esta semana: “A México se le respeta”… Y no lo digo porque la presidenta de nuestro país, Claudia Scheinbaum, haya repetido esta frase en más de una de sus conferencias mañaneras, sino que me refiero más bien a la tabasqueña Fátima Bosch, Miss México 2025, quien no se quedó callada ante los insultos y la prepotencia de uno de los ejecutivos del certamen de belleza más afamado del mundo.

El incidente ocurrió en Bangkok, Tailandia, donde se llevan a cabo los preparativos para la realización de Miss Universo 2025, el próximo 23 de noviembre. En una de las ceremonias donde se les impondrían las bandas oficiales para participar en el certamen, el representante Regional de Miss Universe Organization (MUO), el empresario tailandés Nawat Itsaragrisil, se dirigió en forma grosera hacia Fátima, diciéndole “tonta”, y pretendiendo callarla, por el hecho de no haber subido material a sus redes sociales durante una cena no oficial.

Lo que no sabía Nawat era que la mexicana lejos estaba de dejarse humillar y en idioma inglés (el oficial para comunicarse en el evento) le dijo que hablaba porque tenía voz y no se dejó amedrentar, pese a que el cobarde organizador pidió que elementos de seguridad sacaran a la representante de México fuera del salón (ya que según declaró, posteriormente, en un Facebook Live, sintió miedo de que lo agrediera nuestra paisana… Viejo ridículo).

Algo con lo que tampoco contaba el grosero sujeto fue que la sororidad de varias de las concursantes las motivara a salir también del recinto, entre ellas la actual Miss Universo, la danesa Victoria Kjær Theilvig, quien no dudó en solidarizarse con Fátima y decir que se trataba de los derechos de las mujeres, por lo que no podía permanecer en el lugar.

Más allá de lo que pase en este concurso que, sin quererme envolver en una bandera feminista que no me corresponde, se había vuelto, con todo respeto a las concursantes, un espectáculo frívolo, estereotipado y bochornoso; donde se sigue valorando a la mujer más por su físico que por otra cosa, en esta ocasión la mexicana trascenderá, independientemente del resultado, por ser una mujer valiente y con principios, que primero se da a respetar antes que rebajarse por mantenerse en la competencia.

Empoderada, pero contestando la agresión con mucha clase, Fátima declaró que ni un sueño, ni una corona, valen la dignidad de una persona y por eso se iba, al menos del salón, porque continúa en la contienda, a menos que el MUO tome la peor de las decisiones apoyar al representante asiático del certamen, en lugar de dar la razón a la concursante víctima de sus humillaciones, con lo que le darían la puntilla a una de las tradiciones más machistas de la industria del entretenimiento.

Lo que me queda bien claro es que Fátima Bosch sí representa y muy dignamente a la mujer mexicana, que no deja de luchar por alcanzar sus metas, sin dejarse pisotear para lograrlo. Ella es, por mucho, el mejor de los ejemplos para millones de niñas, jóvenes y mujeres en general, no sólo de México, que durante siglos se han visto sido obligadas a callar, pero no más, ya no más.

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