La Ciudad de México es la más videovigilada de América, pero la inseguridad no cede
*Con 83,000 cámaras públicas instaladas, la Ciudad de México es la urbe más vigilada del continente. Las funciones del C5 CDMX son vitales: el 25% de las carpetas de investigación se apoyan en lo que captan sus cámaras. Pero los niveles de impunidad se mantienen y aún quedan varios dilemas éticos pendientes, como la privacidad
Redacción – Dimensión
En el continente americano no hay una ciudad que cuente con más videocámaras gubernamentales colocadas en espacios públicos como la Ciudad de México. Se trata de más de 83,000 cámaras que videograban sin interrupción el día a día de una de las ciudades más pobladas del mundo. En Nueva York, por ejemplo, hay 71,000 cámaras.
Estos aparatos están distribuidos a lo largo de 16,460 Sistemas Tecnológicos de Videovigilancia (STV), los cuales integran un total de 48,156 cámaras instaladas. También conocidos como “postes del C5”, cada uno de estos sistemas puede incorporar hasta cinco lentes y una cámara de resolución máxima de hasta 4K, lo que permite obtener una visión de 360 grados.
A la cifra de STVs se suman 17,629 tótems. Cada uno cuenta con dos cámaras instaladas, un botón de auxilio y una torreta para emitir alertas visuales y sonoras en situaciones de emergencia.
Este sistema de videovigilancia lo mismo ayuda a ofrecer alternativas de tránsito, dar seguimiento a manifestaciones o accidentes viales, que seguir en tiempo real denuncias por robos. Pero no solo eso, también es un soporte fundamental en el plan de seguridad impulsado por las autoridades.
A finales de agosto de 2025, el Gobierno de la Ciudad de México anunció la compra de más de 30,000 nuevas videocámaras que se instalarían en toda la ciudad a fin de robustecer la estrategia de videovigilancia, pues las grabaciones de estas cámaras son el principal aliado de la Fiscalía para judicializar las carpetas de investigación y con ello identificar a los responsables y asegurar procesos más sólidos en tribunales.
“Lo recomendable es que cuando algo sucede vayan a abrir la carpeta y al siguiente día soliciten las videopruebas porque [sin carpeta de investigación] no podrán acceder a esta información”, explicó Salvador Guerrero Chiprés, coordinador general del C5 CDMX.
De hecho, compartió que reciben alrededor de 160 solicitudes diarias de personas que piden las grabaciones del C5 para presentarlas como prueba ante las autoridades judiciales.
Es decir, si en la Ciudad de México se abren, en promedio, 640 carpetas de investigación cada día (232,476 anuales, según datos del Censo Nacional de Procuración de Justicia Estatal y Federal 2024 del INEGI), el 25% de estas cuenta con una grabación de las cámaras gubernamentales como evidencia de los hechos.
Y aunque el sistema de videovigilancia de la Ciudad de México es una herramienta para prevenir y castigar delitos, la Ciudad de México es la entidad que registra la mayor tasa de incidencia delictiva en el país, con 54,473 delitos por cada 100,000 habitantes, y una percepción de inseguridad del 75.6%, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción de Seguridad Pública (ENVIPE) 2025 que realizó el INEGI.
“No hay razón para que sea una disyuntiva pues la inhibición y la persecución del delito son complementarios (…) toda la literatura mundial lo indica, todos los datos de todas las secretarías de seguridad pública de todo el mundo así lo indican, y en el caso de la Ciudad de México, también es obvio que hay más confianza de la ciudadanía cuando hay más cámaras, sean públicas o privadas”, explicó Guerrero Chiprés.
A pesar de que la capital del país se posiciona como la ciudad más vigilada en el continente, todavía queda mucho territorio por cubrir, pues datos compartidos por el titular del C5 revelan que solo en un tercio de la ciudad hay presencia de estas videocámaras.
“En ninguna parte del mundo ocurre [que haya vigilancia en el 100% de los espacios], por eso debe haber contribución de toda la comunidad. Si la comunidad no participa con sus propias cámaras y también con su mirada cívica, [la seguridad] es imposible, porque hay más de 63,000 manzanas en la Ciudad y tenemos presencia en 20,000”, informó.

C5: UN BÚNKER DE VIDEOVIGILANCIA Y ATENCIÓN A EMERGENCIAS
Ubicadas estratégicamente en las zonas más concurridas y con mayor índice delictivo, las cámaras de videovigilancia operan desde el Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano de la Ciudad de México (C5 CDMX), un búnker que trabaja 24/7, y donde hay presencia permanente de representantes de 29 instancias federales y locales, como la Guardia Nacional, la Marina, la Defensa, y las Secretarías de Seguridad Ciudadana.
Si bien cada que se habla del C5 se piensa solo en las cámaras videovigilancia, en este espacio confluyen distintas líneas de atención para dar seguimiento a las denuncias de la población, además del alertamiento sísmico.
Se trata del 911, la línea de emergencia para el despacho de ambulancias, patrullas y bomberos; el 089, línea para denunciar anónimamente un delito; el *765, línea especializada en la violencia de género; y el *0311 (o Locatel) para realizar reportes o solicitudes de servicio. También se opera desde ahí la línea H2O del agua (*426), para reportar fugas o falta de suministro del líquido.
Como parte de la modernización y robustecimiento del sistema de videovigilancia, la Ciudad de México está en proceso de sustituir los equipos más viejos o con tecnología obsoleta que datan de 2009, cuando se creó el Centro de Atención a Emergencias y Protección Ciudadana de la Ciudad de México (CAEPCCM). En aquel entonces se instalaron las primeras 8,000 cámaras.
Para 2018 apenas se había llegado a 15,000 cámaras; en 2019 se alcanzaron las 43,000; para 2022 se superaron las 49,000, y ahora, en 2025, hay 83,414 aparatos.
Actualmente, las 83,414 videocámaras en operación (y las más de 30,000 que están en proceso de instalación) tienen tecnologías distintas. Algunas no pueden rotarse, otras no tienen posibilidad de hacer zoom y algunas más tienen una calidad deficiente de grabación.
Incluso la memoria de cada aparato varía. Hay cámaras que son capaces de mantener las grabaciones por siete días, otras por 14 días, y las más recientes tienen la posibilidad de guardar los videos por 30 días.

150,000 CÁMARAS EN 2030, LA META
A fin de reforzar la estrategia de seguridad en la Ciudad de México, el Gobierno local destinó 345 millones de pesos para comprar 30,400 nuevas cámaras de vigilancia como parte del programa ‘Ojos que te cuidan’. Una vez se concluya su instalación, habrá 113,000 cámaras de videovigilancia, con lo cual la Ciudad de México se mantendrá como la ciudad más videovigilada de América, con casi el doble de videocámaras públicas que Nueva York, o el triple de las que tienen en Chicago y Río de Janeiro.
Los nuevos aparatos son de última tecnología y se colocarán por pares en los postes del C5: una cámara fija y otra con capacidad de hacer paneo, tilt top, until down, zoom in y zoom out. Además, tienen visión nocturna, detección de personas y vehículos, resistencia a condiciones extremas y sistema antivandálico.
Adicionalmente, cuentan con un alertamiento interno que avisa fallas de operación, lo que agiliza la atención a los aparatos en caso de fallas o daños por uso, problemas de fábrica, cuestiones climatológicas e incluso aves que llegan a poner sus nidos en los postes de videovigilancia.
En promedio, informó Guerrero Chiprés, el 98% de todas las cámaras de videovigilancia operan a diario correctamente. En 2024, de acuerdo con la respuesta de una solicitud de información pública, el C5 destinó 354 millones de pesos al mantenimiento preventivo y correctivo de todas las videocámaras.
Para 2030, al término de la administración de Clara Brugada como jefa de Gobierno, se proyecta que en toda la Ciudad de México haya 150,000 videocámaras gubernamentales instaladas en espacios públicos de alta concentración de personas, así como en colonias y zonas con altos índices de delincuencia.
“Tenemos seis generaciones de cámaras y las más antiguas ya tienen 14 años, por lo que se van acercando a su obsolescencia definitiva. A partir de lo que nos van reportando los operadores, lo que nos indica la ciudadanía y lo que nos dicen las empresas que hacen también la supervisión y el mantenimiento, pues vamos renovando y sustituyendo las cámaras que correspondan”, subrayó el titular del C5 CDMX.
CON CÁMARAS PARTICULARES BUSCAN REFORZAR ESTRATEGIA
En su libro La ciudad videovigilada (UNAM-Instituto de Investigaciones Sociales, 2023), la doctora Carmina Jasso López expone que los ataques terroristas en distintas ciudades del mundo dispararon el incremento en la inversión pública para que se coloquen cámaras de videovigilancia.
En 1993, tras los ataques terroristas del Ejército Republicano Irlandés (IRA, por sus siglas en inglés), en Londres se dio un boom en la instalación de cámaras. A la fecha no hay certeza de cuántas videocámaras hay (se habla de entre 600,000 y hasta 900,000) pues más de la mitad de los aparatos son colocados por particulares, un modelo que las autoridades capitalinas buscan replicar.
En Londres, detalla la académica, hay una cámara de vigilancia por cada 14 habitantes, lo que abre la posibilidad de que una persona de esta ciudad sea filmada unas 300 veces al día.
El Gobierno de la Ciudad de México no busca que las cámaras de vigilancia particulares, aquellas que la ciudadanía instala afuera de sus domicilios o negocios, se conecten al C5, sino que la población esté abierta a que, en caso de cualquier delito o accidente, entreguen a las autoridades las grabaciones de sus cámaras para complementar una investigación.
“Recomendamos que todas las personas privadas compren cámaras, que todos los negocios tengan cámaras, si es posible, que adquieran cámaras compatibles tecnológicamente con los del C5, para ampliar la red de videovigilancia y que esta tarea no sea solamente del gobierno central, sino que pueda ser también de toda la comunidad, como ocurre en algunas ciudades de Europa como Londres”, expuso Guerrero Chiprés.
La instalación de cámaras particulares, sin embargo, también conlleva una posibilidad indeseable. En México, todos los niveles de gobierno diariamente trabajan para desmantelar equipos de grabación de particulares que son colocados específicamente en infraestructura pública, como postes o semáforos, y que sirven a los grupos delincuenciales para vigilar y reaccionar a tiempo frente a operativos de las fuerzas de seguridad pública.

REGULACIÓN Y LÍMITES ÉTICOS
En su libro, Carmina Jasso López también señala la importancia de regular la videovigilancia tanto pública como privada para proteger los derechos humanos de la sociedad que podrían ser vulnerados por el monitoreo constante.
De acuerdo con la académica, hay tres derechos que pueden ser vulnerados si los gobiernos no trabajan e impulsan un marco normativo: a no ser discriminado, a la protección de datos personales y a la privacidad. Hay investigaciones que demuestran que “los operadores de cámaras emplean una serie de marcadores altamente estereotipados y cuestionables relacionados con la edad, raza, vestimenta y conducta de un ciudadano para identificar a las personas que merecen atención especial”, agrega la académica.
Cuestionado al respecto, Salvador Guerrero Chiprés afirmó que los límites éticos en la operación de las cámaras de videovigilancia están delimitados por la Ley Federal de Protección de Datos Personales en Posesión de los Particulares (y por extensión, en posesión de instituciones), así como por todas las leyes y normas relacionadas con la seguridad pública.
De acuerdo con las investigaciones realizadas por la doctora Jasso López, aunque México no cuenta con un marco jurídico nacional en materia de videovigilancia, distintas ciudades del mundo ya cuentan con avances importantes para regular estos y otros dilemas éticos.
“Destaca la Carta para el Uso Democrático de la Videovigilancia elaborada por el Foro Europeo de Seguridad Urbana, en el que participan más de una decena de países europeos con el objetivo de ‘conciliar el uso de la videovigilancia y las libertades individuales’”, detalló la experta.
