Una Iglesia dividida y bajo presión, desafíos del Papa

Su misión consistirá en unir a los sectores ultraconservadores del clero que desafían al Vaticano

Redacción – Dimensión

Tras 12 años de papado, Francisco deja a su sucesor una Iglesia sacudida por tensiones internas, escándalos sin resolver y una profunda necesidad de renovación. León XIV, el nuevo líder de los católicos, asume el pontificado en un mundo atravesado por conflictos armados, migraciones masivas, polarización ideológica y una pérdida sostenida de autoridad moral por parte del Vaticano.

Durante su tiempo en el trono de Pedro, Francisco transformó el tono de la Iglesia y amplió sus prioridades: puso en el centro la justicia social, el cuidado del medio ambiente, la atención a los migrantes y un nuevo enfoque hacia los católicos LGBTQ. Pero también dejó caminos a medio andar, heridas abiertas y decisiones que generaron resistencias.

Ahora, con los votos del cónclave recién sellados bajo los frescos de la Capilla Sixtina, León XIV decidirá qué legado conservar, reformar y enterrar.

Francisco impulsó como ningún otro pontífice la inclusión de mujeres en puestos de liderazgo en el Vaticano, pero sin tocar el núcleo del poder sacerdotal. Su sucesor deberá enfrentar una paradoja que incomoda incluso dentro del clero: las mujeres sostienen buena parte del trabajo pastoral en escuelas, hospitales y comunidades, pero siguen excluidas de la toma de decisiones clave y del sacerdocio.

Pese a los cambios al derecho canónico impulsados por Francisco y Benedicto XVI, la cultura de impunidad persiste en muchos niveles de la Iglesia. Las víctimas de abusos sexuales siguen esperando justicia. León XIV no sólo enfrentará los casos aún no resueltos, sino la presión de grupos de sobrevivientes que exigen una política de tolerancia cero y mayor escrutinio a obispos y cardenales encubridores.

El nuevo Papa también hereda una Iglesia profundamente polarizada. Cartas anónimas firmadas por seudónimos como “Demos” y “Demos II” denuncian un pontificado “autocrático”, “ambiguo” y divisivo.

La fractura es más visible en países como Estados Unidos, donde sectores ultraconservadores desafían abiertamente al Vaticano. El reto para León XIV será grande: sanar sin retroceder; reconciliar sin rendirse.

Pocos gestos definieron tanto a Francisco como su ya célebre “¿Quién soy yo para juzgar?”, cuando habló en 2013 sobre un sacerdote homosexual. Pero la aceptación de parejas del mismo sexo, incluida la posibilidad de bendiciones, desató una ola de rechazo desde obispos africanos hasta sectores europeos más conservadores.

El padre James Martin, una de las voces más visibles en defensa de los católicos LGBTQ, confía en que León XIV continúe ese camino de acogida. Pero incluso dentro del Sínodo, muchas voces pidieron retrocesos.

Con la Iglesia como un campo de tensiones (entre modernidad y tradición, justicia social y doctrina, clamor de las víctimas y defensa institucional) León XIV no tendrá una luna de miel.

Lo esperan decisiones difíciles. Y el juicio más duro no vendrá de los cardenales que lo eligieron, sino del pueblo que exige que, esta vez, el cambio no sea solo simbólico.

LA AGENDA DE LEÓN XIV

LA UNIDAD. En estos 12 años de pontificado se ha observado una Iglesia dividida en dos alas: una más moderada y otras más conservadora, que además fue muy crítica con las aperturas que impulsó el Papa Francisco.

LAS FINANZAS. Entre las revoluciones realizadas por Francisco está la de las finanzas del Vaticano, con un trabajo de transparencia. El nuevo Pontífice tendrá que abordar el problema de las arcas de la Iglesia con una auténtica revisión del gasto, pues las donaciones han bajado considerablemente.

ABUSOS SEXUALES. Aunque Francisco dejó varias normas para combatirlos, aún queda mucho por hacer y las asociaciones de víctimas piden la aplicación de estas leyes en las diócesis y, sobre todo, juicios e investigaciones más rápidas.

PARTICIPACIÓN DE LAS MUJERES. Con Francisco se cerró casi categóricamente la opción del sacerdocio de las mujeres, pero también la posibilidad del diaconado femenino.

BENDICIONES A PAREJAS HOMOSEXUALES. El documento que permite bendecir a parejas consideradas “irregulares”, incluidas las del mismo sexo, ha generado molestia, sobre todo en cardenales de África.

UN CARDENAL QUE INCOMODÓ A TRUMP Y A VANCE

Justo después de ser elegido como el primer Papa estadounidense de la historia, León XIV ya ha hecho evidente que su estilo no será indiferente a la política.

El antiguo cardenal Robert Prevost asume el liderazgo de la Iglesia Católica con un historial que incluye críticas públicas, aunque discretas, al ex presidente Donald Trump y al actual vicepresidente J.D. Vance, dos de las figuras más influyentes del momento en Estados Unidos.

La tensión entre Trump y el nuevo Papa no es nueva. Durante años, León XIV —entonces cardenal Prevost— compartió en redes sociales artículos críticos hacia las políticas migratorias de la administración Trump y el lenguaje antiinmigrante que dominó su primer mandato.

En 2015, cuando la campaña de Trump tomaba vuelo, el futuro Pontífice difundió un texto del cardenal Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York, titulado: “Por qué la retórica antiinmigrante de Donald Trump es tan problemática”.

No fue la única vez. Tras las elecciones de 2016, compartió una homilía del arzobispo de Los Ángeles, José Gómez, en la que describía el miedo de los niños inmigrantes que temían ver a sus padres deportados. También recirculó publicaciones de medios que defendían a los dreamers y denunciaban la cancelación de programas para niños como un acto discriminatorio y cruel.

Las posturas del nuevo Pontífice parecen mantenerse firmes incluso desde el trono de San Pedro. En febrero pasado respondió al vicepresidente J.D. Vance, quien intentó justificar la prioridad de los ciudadanos estadounidenses sobre los migrantes en nombre de una supuesta jerarquía cristiana del amor. “Jesús no nos pide que clasifiquemos nuestro amor por los demás”, dijo.

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