Internacional

“Ahora te pedimos a ti que reces por nosotros”: El último adiós al Papa Francisco en el Vaticano

Miles de personas se dieron cita en el funeral del Sumo Pontífice; agradecimiento, lágrimas e incertidumbre fue percibida entre los asistentes

Redacción – Dimensión

La misma Plaza de San Pedro desde la que, en abril de 2020, impartió en solitario la bendición “Urbi et orbi” para alentar al mundo ante la pandemia de COVID-19, ayer lució abarrotada para despedirlo. El Papa Francisco se fue entre los aplausos, las lágrimas y las oraciones de decenas de miles de fieles, quienes lo reconocieron no sólo como un líder espiritual, sino un pastor cercano y, sobre todo, profundamente humano.

La fe de los católicos tuvo un emisario: el cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio, quien en el cierre de la emotiva homilía funeraria referenció al mismo Francisco. “Él solía concluir sus discursos y encuentros diciendo: ‘No se olviden de rezar por mí’. Querido Papa Francisco: ahora te pedimos a ti que reces por nosotros y que desde el cielo bendigas a la Iglesia, bendigas a Roma, bendigas al mundo entero”.

En su mensaje, el cardenal evocó la vida y el pontificado de Francisco como un testimonio de entrega total a pesar de las adversidades. Recordó su última imagen, apenas el pasado Domingo de Pascua, cuando, debilitado por la enfermedad, decidió bendecir a los fieles desde el balcón de San Pedro y recorrer la plaza en un austero papamóvil descubierto para ofrecer un último saludo.

“A pesar de su fragilidad y sufrimiento final, el Papa Francisco eligió recorrer este camino de entrega hasta el último día de su vida terrenal. Siguió las huellas de su Señor, el buen Pastor, que amó a sus ovejas hasta dar por ellas su propia vida. Y lo hizo con fuerza y serenidad, cercano a su rebaño, la Iglesia de Dios”.

El cardenal subrayó que el periodo de Francisco, líder número 266 de la Iglesia Católica, fue un continuo “servicio de amor” a ejemplo de Cristo y citó su compromiso inquebrantable con los pobres, los migrantes, los refugiados, los marginados, así como su impulso de una Iglesia de puertas abiertas, capaz de actuar como un “hospital de campaña” para los heridos de la vida moderna.

También recordó sus 47 viajes apostólicos, sus encíclicas, su manera informal y espontánea de dirigirse a todos, incluso a personas alejadas de la Iglesia, y su lucha permanente contra la “cultura del descarte” en favor de una “cultura del encuentro” y la fraternidad universal.

Tras la ceremonia, que reunió a jefes de Estado, líderes religiosos, fieles y peregrinos de todo el mundo, el féretro del Papa Francisco fue trasladado a la Basílica de Santa María la Mayor, un deseo que el líder religioso externó en vida. Sus restos no fueron recibidos únicamente por autoridades eclesiásticas, sino por un grupo de personas de escasos recursos, quienes reconocieron la labor del primer Papa latinoamericano y jesuita.

A bordo del papamóvil, el féretro del Papa pasa frente al Coliseo Romano.

EL ÚLTIMO VIAJE DEL PAPA FRANCISCO

Seis kilómetros. Un viaje muy corto para las misiones apostólicas que el Papa Francisco emprendió en vida, pero sí el más largo para los miles de ojos con lágrimas que lo observaron. Esa fue la distancia que recorrió desde El Vaticano hasta la Basílica de Santa María la Mayor en Roma.

En el camino se encontró rodeado al principio por jefes de Estado y reyes, aunque en buena parte del trayecto fue la gente común y sobre todo quienes menos poseen los que con mayor interés siguieron el cortejo.

Su papado jamás se trató de opulencia o priorizar a los poderosos. Su labor, la que hizo de corazón, caló siempre entre los más pobres.

Ellos, los que no tenían hogar, los inmigrantes y los presos recién liberados pero estigmatizados, fueron los que más lloraron al Sumo Pontífice ayer durante su funeral.

Le dieron adiós a un Papa al que muchos de ellos consideraron un  genuino padre y “un revolucionario” que siempre estuvo al lado de los más necesitados.

Antonio, un hombre sin hogar de 60 años hospedado en uno de los centros de la Comunidad de Sant’Egidio, fue uno de los invitados a rendir homenaje al Pontífice y no dudó en definirse como uno de tantos a los que Francisco tendió la mano.

“Mi motivación para estar aquí en este momento es que para mí este Papa ha sido un gran, gran Papa, y no solo eso: habría llegado al fin del mundo por él”, explicó conmovido.

El hombre describió a Francisco como “un Papa revolucionario” que “ha hecho el bien a todos” y que debe ser recordado.

“Ayudó a las personas sin hogar y a los detenidos: dos días antes estuvo en la Regina Coeli (una cárcel), y el día antes de morir estuvo entre la gente. Ayudó a los últimos, a los más débiles, a los que realmente lo necesitan”, añadió.

Además de las delegaciones internacionales y los jefes de Estado, fueron invitados al funeral en la Plaza de San Pedro algunos de los amigos personales del Papa, aunque no en las primeras filas, pero sí en un lugar privilegiado, la terraza conocida como “loggia del maggiordomato”, entre ellos el cartonero argentino Sergio Sánchez.

Tumba del pontífice. Austera, según el deseo de Francisco.

“Lo que hizo Francisco es inolvidable para todo el mundo. Tuvimos un Papa de los pobres, que creía en una historia de cambio social para que no haya más excluidos en el mundo”, dijo Sánchez.

El argentino acompañó durante varias manzanas el cortejo fúnebre con el automóvil que trasladó el féretro de Francisco hasta su lugar de sepultura, la basílica romana de Santa María La Mayor: “Es una tristeza enorme para todos los movimientos populares”.

“No lo tenemos más físicamente pero sigue siendo nuestra guía espiritual. Vamos a seguir trabajando y luchando por sus consignas, tierra, techo y trabajo. Es el legado y la tarea que nos dejó. Organizarnos, organizar a los excluidos del mundo, y siempre ayudar al que lo necesita, no ser indiferentes”, explicó.

Entre las miles personas que acudieron a despedirse estuvo también Admon, un joven sirio de 26 años que llegó a Italia en 2016 a través de los Corredores Humanitarios impulsados por la Comunidad de Sant’Egidio. Desde entonces reconstruyó su vida, en parte, gracias al mensaje de paz y refugio que Francisco promovió.

“Realmente lo sentimos como un padre: amigable y humilde”, explicó el joven, agradecido por “el amor y la amistad” que les enseñó el Pontífice, así como por sus palabras “llenas de esperanza” durante la audiencia con todos los refugiados en 2023.

Con la delegación de la ONG de rescate Mediterranea, Ibrahima Lo, de 24 años, estuvo en la Plaza de San Pedro.

“Soy un chico senegalés, llegué a Italia con 16 años y el pasado mes de julio tuve la suerte de conocer al Papa. Fue un encuentro privado de hora y media en el que le contamos todo lo que habíamos vivido, desde Senegal hasta Italia pasando por Libia”, dijo.

“El Papa Francisco nos recibió con el corazón. Acariciando mis heridas, diciéndome que hay heridas que la guerra desconoce, ‘esas son las que nunca se verán, son las que ustedes tienen en sus cuerpos’, me dijo mientras las lágrimas caían de sus ojos”.

Y añade: “Hoy hemos perdido a un padre. Un padre que siempre luchó por los últimos, por los débiles invisibles, los que no tienen voz, porque en sus misas siempre hablaba de los que mueren en el mar, diciendo que el Mediterráneo se está convirtiendo en uno de los mayores cementerios del mundo”.   

Mexicanos en el funeral del Papa Francisco.

EL RECUERDO DE MÉXICO DURANTE EL FUNERAL DE JORGE MARIO BERGOGLIO

El papamóvil que trasladó los restos del Pontífice del Vaticano a la iglesia romana donde fue sepultado, fue precisamente el que utilizó en su visita a México, entre el 12 y el 17 de febrero de 2016, donde en la histórica misa binacional que celebró en la frontera con Estados Unidos llamó a tender puentes y no muros.

De acuerdo con un portavoz de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), se trata de una camioneta Dodge Ram color blanco que utilizó Francisco en su viaje a nuestro país.

Carlo Acutis. Fallecido en 2006, su cuerpo fue exhumado en 2019 y encontrado incorrupto.

LA VIDA DE CARLO ACUTIS

El “santo millennial”, la canonización pendiente del Sumo Pontífice

Miles de jóvenes de todo el mundo llegaron a Roma esperando regocijarse este fin de semana con la canonización del primer santo millennial durante el Año Santo del Vaticano. En cambio, terminaron despidiéndose del Papa Francisco, con su exuberancia, dando un tono alentador al funeral del sábado, que de otro modo habría sido sombrío.

“Él siempre decía que había que estar alegre por la vida, hay que vivir la vida de una manera similar”, expresó Marco Falchi, quien viajó desde su hogar cerca de Perugia (Italia) con su esposa y su hijo de 11 años. Él y su esposa le atribuyen a Francisco el haber revivido su espiritualidad, y nombraron a su hijo, Francesco, en su honor.

La familia también está dedicada a la causa de la santidad de Carlo Acutis, un joven italiano que murió en 2006 de leucemia e inspiró fe en muchos jóvenes católicos. Planearon su viaje a Roma en torno a eso.

La canonización de Acutis estaba programada para hoy durante el Jubileo de Adolescentes, el primero dedicado a los jóvenes, pero se suspendió tras la muerte del pasado Francisco el lunes.

Falchi se sorprendió por la falta de duelo profundo en el funeral del Papa, y está convencido de que Francisco hubiera estado complacido. “Especialmente porque este era el jubileo para adolescentes, ciertamente no quería un día de luto, sino un día de alegría”, expresó.

Piadoso desde pequeño, Carlo Acutis pidió a sus padres que lo llevaran de forma constante a misa, pese a que ellos no eran practicantes. También fue un entusiasta en el uso de internet como método para difundir el catolicismo.

Enfermo de leucemia del tipo M3, falleció en Monza en 2006. Su cuerpo fue exhumado en 2019 y se encontró íntegro. Sus virtudes y los milagros que le son atribuidos le pavimentaron el camino a la canonización.

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