Don Juan Toscano, maestro inolvidable

Por el Mtro. Salvador ECHEAGARAY, académico de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG)

Algunas veces se llora por la muerte de alguien que no era un amigo asiduo o un familiar cercano. Pero, que, sin embargo, sentías admiración, respeto y cariño. Eso me pasó al enterarme de la muerte del Dr. Juan Toscano García de Quevedo, quien fue maestro de múltiples generaciones en diversas instituciones educativas. Él fue indirectamente mi jefe en el Diario Ocho Columnas. Era de trato afable, comprensivo, te daba un buen consejo, te enseñaba y te animaba a sacar lo mejor de ti.

Su plática culta, sus conocimientos desbordantes en casi todos los temas, realmente sorprendente. Un gran intelectual, de los pocos buenos intelectuales con moralidad y honestidad.

Fue mi profesor también en importantes diplomados en historia, dentro de la Universidad Autónoma de Guadalajara. En sus clases hacía que te transportaras al lugar de los acontecimientos, como si estuvieras ahí, como si fueras parte de la trama que se vivía. Recuerdo una clase sobre el arte egipcio, ahí estaba yo frente a las tumbas de los faraones, admirando las construcciones egipcias e involucrándome en la narrativa “del momento”.

El lujo de detalles al narrar la historia de Florencia, Italia. Ahí estábamos con Brunelleschi tratando de resolver cómo ideó y construyó la cúpula del templo Santa María del Fiore.

Luego, las cuestiones detalladas entre los artistas y sus mecenas. Eran clases vivenciales. No solo narraba lo que investigaba en libros. Conoció casi todo el mundo y estuvo en los lugares donde se llevaron a cabo los acontecimientos.

*El autor es director del Departamento de Filosofía de la UAG.

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