¿Qué viene?

Cuentas

Sean Osmin HAMUD RUIZ

Sin lugar a dudas, en la mejor de las tradiciones, la Feria de Todos los Santos es el evento de entretenimiento más relevante en el Estado.

Convergen las familias, amigos y conocidos.

Pasearse y disfrutar de las gorditas de nata, variedad de antojitos, dulces, bebidas y botanas es parte esencial de la visita.

Por supuesto que uno de los días se tiene que ir a comer a alguno de los establecimientos que se preparan para atendernos.

Los que tenemos hijos en edad, somos arrastrados a los juegos mecánicos y la realidad es que es muy complicado librarse de esta parada.

Y las chácharas. Puestos y puestos con variopinta oferta de los más diversos productos, incluidos los típicos gritones y sus colchas y ollas.

Exposiciones diversas que muestran parte de la más importante actividad económica en el estado, la oferta académica, múltiples mipymes que tienen un aparador de gran impacto y todo aderezado con espectáculos de corte popular, de calidad, gratuitos y buscando atender distintos gustos.

En el palenque, presentación de artistas, más de nicho, pero que también pretenden atender intereses variados.

Sin embargo, todas las coloridas luces, la estridencia musical, los aromas y gustos, maquillan pero no esconden la realidad.

Infraestructura que se sostiene con alfileres, ubicación que logísticamente complica llegada y salida, sin hablar de el caos que se provoca alrededor de las instalaciones del recinto ferial.

Mantenerla en este nivel, es condenar a esta fiesta a que no evolucione. Es indispensable comenzar a pensar y trabajar en un nuevo recinto, que además de dignificar el evento, se convierta en un centro de convenciones utilizable todo el año y que sea un polo de desarrollo en si mismo.

Y hay ardua labor en otro sentido.

Cuando estaba por comenzar la edición de este año, leí en una entrevista que el actual director del IFFECOL estimó en más de mil millones de pesos la derrama económica esperada. Invertir para duplicar o triplicar esa cantidad de recursos circulando aquí cada año durante un poco más de dos semanas, por supuesro que bien vale la pena.

Sería un ejercicio interesantísimo que él mismo explicara, ahora concluido el evento, qué renglones y en qué cantidades el impacto se dispersa.

Cuánto recauda gobierno del estado. Cuánto queda en el comercio local. Cuánto en proveedores colimotas. Cuánto se llevan los comerciantes foráneos, cuánto la empresa que trae los juegos mecánicos, etcétera.

Sacando estas cuentas, fácilmente se puede construir una proyección financiera que haga rentable una nueva feria.

Atentos hay que estar a estas CUENTAS.

MICROCUENTO

Y así mero fue. Ese cruce de miradas aclaró dudas y pendientes. Lo que parecía una historia de irreconciliables desencuentros, en un instante se esfumaron y dejaron paso al acuerdo. Nunca se puede dejar para un “luego” atiborrarse de un 70% cacao.

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