Tadeco Teatro apuesta por el derecho al lenguaje del arte
Para mantener un proyecto como éste se necesita mucho de soñador y Quijote, afirma Margarita Hernández
Hoy actuamos y mañana tenemos que barrer la sala. En un grupo artístico independiente hay que hacer de todo, máxime si en él no se monetiza el trabajo, asumen Margarita Hernández Navarro y Gustavo Ávila, integrantes del consejo directivo de Tadeco Teatro, que este 23 de abril cumplió 42 años, y con ello demuestra que la utopía es posible.
Ambos creadores escénicos son los integrantes con mayor antigüedad en esa compañía, cuyas presentaciones se sostienen con la cooperación voluntaria, a partir de la convicción de que el arte no debe de cobrarse.
Ella es parte de la agrupación desde hace 26 años y él desde hace 33. No ha sido un camino sencillo, pero no nos quejamos. Para mantener un proyecto como éste se necesita mucho de soñador y Quijote, afirma Margarita Hernández. Y también mucho de necedad y resistencia, agrega Ávila.
Tadeco Teatro festejará su aniversario este fin de semana en el Albergue del Arte, su sede desde 2009, ubicado en Alberto Zamora 32, colonia Villa Coyoacán. Lo hará con el montaje de dos de sus producciones más recientes: El gato manchado y la golondrina Sinhá y Antígona hoy.
La primera es un espectáculo de títeres para todo público, de 2024, y será presentada hoy a las 18 horas y el domingo a las 14 horas, mientras la segunda, de 2020, basada en el clásico griego, el sábado, a las 19:30 horas. También se montará una exposición fotográfica de Verónica Barragán, abierta hasta finales de mayo. La entrada a todo es libre, previa reservación en el teléfono 55-5554-6228.
La compañía nació en 1982 en la capital del país, por iniciativa de América y Judith Villavicencio Salgado, trabajadoras del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), quienes se dieron a la tarea de convocar a Juan Manuel Martínez, siendo éste su primer director artístico.
A lo largo de más de cuatro décadas esta iniciativa artística y educativa se ha enfocado en la creación escénica, en un contexto comunitario de organización horizontal, donde los proyectos son de carácter multidisciplinario. De ese trabajo comunitario se deriva su nombre, pues Tadeco es acrónimo de taller de la comunidad, explica Margarita Hernández Navarro.
Proseguimos trabajando como grupo no lucrativo, formando públicos solidarios y críticos, basados en la investigación, formación y aprendizaje a partir de los intercambios con grupos de artes escénicas de todas las latitudes (son miembros de la red iberoamericana Cruzando Fronteras), para seguir compartiendo y retomando el teatro como oficio profesional, apunta.
Para la agrupación no ha sido sencillo sobrevivir desde las filas de la independencia, sobre todo al no poder establecer un elenco fijo por largo tiempo. Aun así, el promedio que mantienen uno es de entre cuatro y cinco años.
Cuenta Gustavo Ávila que cuando él se incorporó, hace más de tres décadas, había de fijo entre 10 y 15 personas, pero eso se acabó, sobre todo por razones económicas, pero también por falta de motivos; ya no hay vocación por lo artístico, lo que importa ahora es ganar dinero.
Otra de las facturas tiene que ver, precisamente, con la escasez de recursos económicos. Empero, Margarita Hernández Navarro aclara que es un rubro que han logrado sortear gracias a que la compañía es propietaria del Albergue del Arte y, a partir de él, han logrado establecer una dinámica comunitaria.
Generamos una red de comunidad en la que nos ayudamos mutuamente. El albergue y el grupo nos han brindado mucho económica y anímicamente. Eso genera que los mismos colegas regresen eso al espacio, subraya.
Pensamos primero en el proyecto que en el dinero; si pensamos en el dinero primero, ya no lo hicimos, porque no somos una empresa. Somos una asociación civil, pero empresarialmente estaríamos en bancarrota. Siempre hay alguien que apoya con algo, agrega y refiere que incluso el público ha dado alimentos a cambio de localidades.
Uno de esos apoyos proviene también de los talleres que allí se imparten, entre ellos de fotografía, yoga, ajedrez, cine documental, danza aérea y contemporánea, teatro, doblaje y actuación, algunos de los cuales sí cobran y los profesores dejan alguna aportación.
La apuesta de Tadeco Teatro, según los creadores escénicos, está orientada, por una parte, a que todo mundo tenga acceso a esa expresión artística, por eso la consigna es no tener taquilla. Otra es que sea un teatro entendible para todos, así se trate de una obra clásica.
Estamos convencidos de que el teatro nos hace ver otros mundos posibles, y no queremos que eso sea impedido por una taquilla o un lenguaje. Todos debemos tener acceso al lenguaje del arte y la cultura.