Nudo gordiano

Biden vs. Trump: la 2ª temporada que nadie pidió

Yuriria SIERRA

En un giro tan sorprendente como encontrar café en una cafetería, el escenario político estadunidense nos ofrece de nuevo el enfrentamiento Biden vs. Trump, una secuela que promete más revuelos, memes y, probablemente, una abundancia de merchandising político que haría palidecer a cualquier franquicia de churros palomeros. Aquí estamos, al borde de nuestros asientos (o, más bien, pegados apáticamente a ellos), esperando la 2ª temporada de esta saga que promete ser tan aburrida como desoladora.

Para Estados Unidos, estas nominaciones son como revivir ese episodio de una serie que todo el mundo vio, que amas y odias al mismo tiempo. Sabes cómo termina, pero no puedes evitar verlo otra vez, esperando, tal vez, que esta vez la trama sea diferente. La narrativa Biden vs. Trump es un reflejo de la polarización extrema y el debate incesante entre progresismo y conservadurismo, envuelto en promesas de cambio y nostalgia de “grandes” tiempos pasados. Mientras los jóvenes ven incendiarse su presente.

Del otro lado de la frontera, México observa con una mezcla de interés y preocupación. Estas nominaciones no sólo definirán la relación bilateral en términos de comercio, seguridad y migración, sino que también podría influir significativamente en la política interna mexicana. Dependiendo del vencedor, México podría enfrentarse a una era de cooperación fortalecida o a desafíos renovados y el regreso de las amenazas del bully en la gestión de su frontera norte.

A nivel global, el espectáculo Biden vs. Trump es visto con asombro y una silenciosa oleada de ansiedad. Los líderes mundiales y los mercados financieros se preparan para cualquier eventualidad, conscientes de que el resultado podría tener implicaciones significativas en la diplomacia internacional, la lucha contra el cambio climático y la economía global. Este enfrentamiento no sólo decidirá el futuro de Estados Unidos, sino que también podría marcar el rumbo de políticas y alianzas internacionales en los próximos años.

En un tono irónico, podríamos decir que estas nominaciones son como esa reunión familiar anual: sabes que habrá discusiones, momentos incómodos, discusiones necias y, probablemente, algún tío insistiendo en que “en sus tiempos todo era mejor”. Pero, al final del día, todos saben que participarán porque, de alguna manera, la familia es inescapable.

Biden vs. Trump: 2ª temporada nos tiene a todos en vilo, preguntándonos si este capítulo de la historia estadunidense será un paso adelante hacia la resolución de viejos conflictos o simplemente otro loop en el eterno retorno en su presentación más ridícula y desesperante de la política. Del otrora imperio, primera potencia mundial que claramente, literalmente, ya “chochea”. Mientras tanto, el resto del mundo observa, prepara sus palomitas (o se resguarda detrás de sus sofás) esperando ver qué lecciones intentarán dar los abuelitos a los nietos. ¿Qué lecciones —si es que hay alguna— se pueden aprender de esta repetición histórica?

La ironía radica en su previsibilidad y en la peculiar mezcla de desesperanza, terror, rabia y sed de venganza que inspira. Aunque muchos desearían una nueva trama con caras frescas y políticas innovadoras, parece que, por ahora, tendremos que conformarnos con esta secuela esperando que, al menos, el guion nos sorprenda. Muchos no quisiéramos que ni siquiera la primera temporada se hubiera proyectado. Todo habría sido tan distinto si la serie de Hillary’s dream hubiera salido al aire…

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