Nudo gordiano

Un domingo muy politizado

Yuriria SIERRA

El pasado domingo se tornó en un crisol de eventos políticos que dejaron un eco resonante en el panorama mexicano. En el epicentro de la jornada se encontraba el registro de la candidatura de Claudia Sheinbaum ante el Instituto Nacional Electoral (INE), un acto que comenzó con un discurso elogiable a favor de la inclusión de todos los mexicanos, pero que, desafortunadamente, se vio empañado por una descalificación a la Marcha en favor de la democracia.

Claudia otorgó un importante discurso en el que, además de dar sus 15 puntos de arranque, planteó en su discurso la importancia de construir un país donde cada ciudadano se sienta representado y respetado, independientemente de sus diferencias. Un llamado a la inclusión que, en teoría, podría haber resonado positivamente en una sociedad cada vez más diversa y consciente de la necesidad de respetar los derechos de todos, todas, todes incluso. Y fue más lejos en su mensaje: “Haremos política desde el amor, no desde el odio”.

Sin embargo, la narrativa positiva se desvaneció cuando secundó la descalificación de AMLO a la Marcha en favor de la democracia. Esta desafortunada declaración no sólo contrasta con el mensaje inicial de inclusión, sino que también evoca recuerdos de la decisión pasada de Andrés Manuel López Obrador de minimizar la Marcha por la paz y la seguridad cuando era jefe de Gobierno en 2004. Una estrategia que, en su momento, le generó terribles críticas y tensiones innecesarias.

Claudia debería recordar los altos costos políticos que pagó López Obrador por esa decisión y considerar la oportunidad que tiene de distanciarse de las posturas más radicales del Presidente actual. En un momento en el que busca conquistar votos más allá del núcleo duro de Morena, la desestimación de una marcha a favor de la democracia podría alejarla de un sector importante de la población que anhela líderes comprometidos con los valores democráticos.

Xóchitl Gálvez optó por una decisión mucho más cauta al no asistir a la Marcha por la democracia. Anunció su elección argumentando la necesidad de no politizar ni partidizar el evento, mostrando una comprensión de la importancia de mantener la marcha como un movimiento ciudadano, por encima de las afiliaciones partidistas.

La marcha, con un lleno contundente en el Zócalo capitalino y réplicas en más de 120 ciudades del país, reflejó un clamor ciudadano por la defensa de los principios democráticos. Ignorar o menospreciar esta expresión puede tener consecuencias significativas en la percepción pública y en la capacidad para conectar con una base más amplia. Hoy, Sheinbaum tiene todavía la oportunidad de corregir lo dicho para moverse al centro y buscar el voto de los desencantados por AMLO. La democracia mexicana, en constante evolución, demanda líderes que comprendan la diversidad de opiniones y aspiraciones de su pueblo.

El abrumador lleno del Zócalo no puede considerarse una marcha a favor o en contra de Claudia ni de Xóchitl (y ambas estarán cometiendo un yerro si así lo consideran). La marcha, que se manifestó en contra de las reformas de AMLO, refleja un descontento significativo dentro de una parte de la sociedad contra el todavía Presidente. Y eso es lo que ambas deben entender. Este acontecimiento subraya la necesidad de entender la diversidad de opiniones y demandas de la población, instando a Gálvez y a Sheinbaum a recalibrar sus estrategias políticas y considerar el alcance sofisticado de la participación ciudadana en el complejo escenario político actual.

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