Cantera Brava

Espectacular triunfo del queretano Diego San Román en la cuarta corrida de la temporada en Guadalajara

*Isacc Fonseca y Arturo Gilio saludaron en el tercio

*Héctor Gutiérrez sin suerte se retiró en silencio

*Terciado en fuerza y bravura el encierro de la Estancia

Benjamín VELASCO BRICEÑO “Niño de la Fragua”

Sin dar tregua ni pedir cuartel y tras realizar dos espectaculares faenas en el segundo y en el séptimo de la tarde, el queretano Diego San Román, resultó triunfador de la cuarta corrida de la temporada grande en el monumental coso Nuevo Progreso de Guadalajara, que registró una asistencia de aficionados de poco más de media plaza.

Vistiendo un terno nazareno y oro, se enfrentó primero a “Kalimán” No. 9, de 535 kilos, un cárdeno claro, listón, alto de agujas, de La Estancia y en su segundo turno a “Buen Amigo” No. 105, de 530 kilos, negro mulato, delantero de astas, de Don Fernando de la Mora; que sustituyó a “Cafetero” No. 42, de 520 kilos, cárdeno nevado, lucero, bien puesto, que fue protestado por los aficionados por su manifiesta falta de bravura.

A “Kaliman” lo saludó con dos faroles de rodillas hacia las tablas, tres lances de tanteo, una verónica, dos chicuelinas y remató con una media de buen trazo, haciendo que sonara el aplauso del cotarro. Luego pegó un quite por tres gaoneras y rubricó su labor con una rebolera.

Tomando la muleta en sus manos, cuajó una faena básicamente derechista de ocho tandas de hasta seis pases, iniciando su trasteo con cuatro estatuarios que remató con un forzado de pecho, ante el beneplácito de los aficionados que le brindaron una merecida ovación.

Intentó torear por naturales pero como no se acomodó, regresó a la lidia por el lado derecho, matizando su trasteo con molinetes invertidos, los de la firma, pases en redondo, muletazos por la cara y doblones; para despenar al morucho de una entera en lo alto y cortar la primera oreja de la tarde.

Con “Buen Amigo” pegó un farol hacia las tablas, tres de tanteo, tres verónicas abriendo el compás y remató con una rebolera. Después pegó un quite por dos tafalleras intercaladas con dos tapatías.

Llegado el último tercio, cinceló una faena por ambos lados en diez series de hasta siete pases, variando su quehacer con molinetes, cambiados por la espalda, muletazos por la cara, forzados de pecho, pases de trinchera, el cambio de manos, péndulos y firmazos, metido siempre entre los pitacos del astado.

Pasaportó a “Buen Amigo” de una entera en buen sitio, pero como el astado tardara en doblar, dio tres golpes con la espada de cruceta y fue premiado con una merecida vuelta al ruedo y la ovación afectuosa del respetable; en tanto que el morito se le brindaba un arrastre lento.

Por su parte el michoacano Isacc Fonseca, quien vistió de Blanco y Oro, se enfrentó a “Gallo Tapatío”, No. 47, de 510 kilos. cárdeno oscuro, caribello, meano y paliabierto (tercero del encierro); así como a “Ilusiones”, No. 30, de 530 kilos, cárdeno claro, nevado y delantero (octavo de la tarde); buscando con manifiesta decisión implementar su toreo espectacular; por lo que en ambos casos pegó tres faroles y dos largas afaroladas de hinojos, frente a la puerta de toriles, muy cerca de la línea del segundo tercio y hacia las tablas respectivamente.

De igual forma con el percal, pegó cinco lances de tanteo, dos chicuelinas y una media y un quite por tres chicuelinas y una media; lo que fue del gusto de los asistentes al coso que le brindaron un caluroso aplauso.

Hacia el último tercio tanto con “Gallo Tapatío” como con “Ilusiones”, estructuró dos faenas tanto con la diestra como por el lado izquierdo de seis y cinco series, de hasta siete pases; adornándose con muletazos por la cara, cambiados por la espalda, pases por alto rodilla en tierra, bernardinas, los de la firma, el cambio de manos, trincherillas y forzados de pecho.

Lamentablemente falló con el acero y en el primer caso tras un aviso, saludó en el tercio y en su segundo turno se retiró en silencio.

Voluntarioso e implementando un toreo de arte y poder, el lagunero Arturo Gilio, quien vistió de vino y oro, le hizo fiesta a “Hermandad Torera”, No. 8, de 500 kilos, cárdeno oscuro, listón, bien puesto y a “Palmas Blancas” No. 40, con el mismo tonelaje, cárdeno oscuro, bragado, tocado del pitón izquierdo que también fue protestado en su salida.

En ambos casos bregó por tres lances de tanteo, tres verónicas, tres mandiles y remató con medias verónicas, para luego llevar al morito al caballo por tes chicuelinas andantes alternadas con dos lances con el percal.

No queriéndose quedar atrás, bordó dos faenas variadas tanto por derechazos como por naturales, rubricando su trasteo con muletazos de rodillas, molinetes invertidos, muletazos en redondo, por la cara, dosantinas, cambiados por la espalda, los de la firma y los infaltables forzados de pecho; lamentablemente falló en la suerte suprema y tras un aviso con “Hermandad Torera”, saludó en el tercio y luego de pasaportar a “Palmas Blancas”, se retiró en silencio.

Pechando con lo menos potable del encierro, el hidrocálido Héctor Gutiérrez, quien vistió nazareno y azabache, poco pudo hacer ante los moruchos que le tocaron en suerte; el primero de nombre “Virrey”, No. 5, de 545 kilos, cárdeno oscuro, listón, meano y playero de cuerna y “Costurero” No. 27, de 520 kilos, cárdeno oscuro y delantero; que resultaron escasos de bravura y fuerza.

En ambos turnos se concretó a pegar lances de tanteo con el percal y con la pañosa abrevió en lidia natural por ambos lados en seis y cuatro tandas de hasta cinco pases y al perfilarse con el estoque para finiquitar a sus enemigos no estuvo muy acertado, retirándose entre división de opiniones.

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