El día que estuve en Bolsena, Italia
Cristina Elizabeth Díaz Morales
Los mejores regalos de la vida, son aquellos que no esperas, que te sorprenden y te llenan el alma de amor.
Fue a finales de septiembre de año pasado (2022), cuando tuve la oportunidad de viajar a la localidad italiana de Bolsena, ubicada a orillas del lago del mismo nombre y también conocida como “la ciudad del milagro eucarístico”.
Llegue a medio día, como parte de una ruta que tenía trazada, quería ir a esa pequeña localidad, porque sabía que existía un milagro eucarístico. Al llegar al poblado, casi solitario, inmerso en una tranquilidad que se respiraba en su aire fresco, al llegar al centro del lugar, pregunte a un par de oficiales por la iglesia, amablemente, me indicaron cómo llegar.
Antes de entrar al recinto religioso, para mi sorpresa, vi que había una placa en la pared que decía Basilica S. Cristina, yo sabía que ahí había un milagro eucarístico, como lo indicaban las guías de turismo, lo que desconocía era que la iglesia estaba dedicada a mi santa.
Entre con toda la emoción que había en mi corazón, había una chica en el interior del lugar, que me preguntó si quería entrar a las catacumbas, como buena turista, respondí inmediatamente que sí, pague la cuota de 5 euros y nos dirigimos a un costado de la iglesia, ella, con su perfecto italiano, pero haciendo su mejor esfuerzo para comunicarse conmigo me dijo: aquí está la tumba de Santa Cristina, puedes estar ahí el tiempo que desees.
Esa frase congelo mi corazón, parecía como que si de pronto, el tiempo se hubiera detenido y ahí estaba yo, frente a la tumba de la santa de quien mi padre eligió mi nombre, el ambiente helado que hacía en el lugar inundo mi cuerpo y de pronto fueron miles de emociones que se hicieron presentes, no podía creer que yo estuviera ahí, no podía creer que estaba frente a los restos de Santa Cristina, mi reacción fue llorar, mis lagrimas no se podían detener, era tanta la emoción, la alegría, los sentimientos encontrados que solo podía llorar, recuerdo que un hombre que estaba ahí me dijo: son pocas las personas que tienen el privilegio de estar frente a la tumba de su santa, y entonces entendí el gran regalo que Dios me daba.
Al salir de las catacumbas, me dirigí al lugar en donde en el año 1263, ocurrió el milagro eucarístico de Bolsena, no tengo palabras para expresar todo lo que sentí, simplemente puedo decir que fue BRUTAL y una enorme bendición poder estar ahí, a los pies de las evidencias de ese milagro, me faltan palabras para poder explicar lo que sentí, solo puedo dar gracias a Dios por ese regalo.
El 24 de julio, se celebra la fiesta de Santa Cristina de Bolsena, en donde ocurrió el milagro eucarístico y, desde donde la solemnidad del Corpus Domini se extendió a toda la Iglesia católica y sólo puedo recordar esa experiencia como una de las mejores de mi vida.