Descubierto, petroglifo en Montitlán
Rafael Cruz – Dimensión
Esta vez el encuentro con la historia sucedió en Montitlán. Un fin de semana que recorríamos por la tarde, las veredas de esta población en busca de un momento de esparcimiento y aire fresco, que al poner atención en la cadena de cerros que unen el norte de Cuauhtémoc y Villa de Álvarez, algo especial encontré en la orografía que parecía reflejarse en los grandes monolitos en la zona, que presentan oquedades y tallados prehispánicos muy sutiles a la vista, porque han estado siglos a la intemperie.
El paisaje se pintó de dorado con los últimos rayos del sol, pero a lo lejos una piedra de forma cilíndrica que parecía estar rayada, me producía una fuerte atracción visual simbólica entre todo el entorno. Hasta ahí llegaríamos ese día porque ya estaba anocheciendo y el camino de regreso era largo.
Esto sucedió un sábado dos de abril de 2022, sólo un día antes de que se me diagnósticara un pre infarto de miocardio.
Montitlán es una comunidad del municipio de Cuauhtémoc que se encuentra en las estribaciones del costado sur del Volcán de Fuego de Colima. Su población es de 174 habitantes y se encuentra a unos 1.443 metros sobre el nivel del mar, aproximadamente.
Después de algunos días de recuperación volví al mismo lugar porque tenían una cita importante. Esta vez me acompañaba el tiempo. Fue hasta este momento que pude registrar estas fotografías que hoy les comparto.
Al continuar caminando, se empezó a notar que el sitio tiene un gran potencial arqueológico, no tanto por la presencia de tiestos cerámicos, que la verdad es que sí encontramos evidencias de saqueos, si no porque aun nos quedan algunos valiosos tesoros que se representaron a través de la piedra.
En el camino nos fuimos encontrando con grandes petrograbados en posición estratégica. Pronto nos dimos cuenta que estábamos en un lugar sagrado y que todas estas piedras estaban señalando o representando algo y teníamos que avanzar con respeto; el pulido y el desgaste, nos permitían vislumbrar el trabajo constante con que eran usadas por estos grupos.
Para nuestros antiguos pobladores de Colima, las piedras grabadas eran conocidas como ‘Abuelitas’; representaban la sabiduría de la tierra y eran tomadas en cuenta para todo. Se reunían a su alrededor para tomar decisiones importantes para la comunidad, se ofrecían bailes y cantos a su alrededor, se les lloraba, se les ofrecía flores y distintos tipos de ofrendas, se les abrazaba y eran potentes generadores de milagros y bendiciones de la naturaleza. Eran nuestra Madre y protectoras de los pueblos. Hay quienes mencionan, que incluso sacrificios, por eso, estos sitios guardan actualmente muchas energías.
En total, registramos coordenadas de 16 petrograbados y distintos puntos de interés arqueológico. Investigación periodística que nos demoró casi un año, casi la vida.
Con este, se completa por parte de un servidor, un total de 210 reportes relacionados con hallazgos arqueológicos en Colima.
EL VALLE DE LOS VOLCANES
Desde que arribamos por carretera, cuando veo las piedras así en los cerros, para mí siempre están diciendo algo. Resalta aquello que es del pasado porque siempre se libera del presente.
Este texto también pudo titularse ‘El valle de los Gigantes’, porque parece que todas estas representaciones líticas que menciono, de eso han de tratarse, ya que notamos que varias piedras fueron trabajadas para reflejar el entorno.
Al llegar a este sitio estamos rodeados por cerros, y mientras nos adentramos, la perspectiva hace que éstos desaparezcan y ahora estás caminando entre piedras grabadas que representan los cerros, y en varias ocasiones, grandes volcanes.
Hay otras piedras enormes, que van por arriba de los dos a tres metros de altura, que como verdaderos guardianes vigilan su panteón desde lo alto de las lomas. Se dice incluso estos vestigios están llenos de conjuros y maldiciones.
Una auténtica riqueza cultural que hay que poner en manos de la ciencia para develar sus secretos.
Las primeras observaciones arrojan que pudiera tratarse de ruinas de la Fase Tumbas de Tiro (300 AEC–600 EC), por la similitud de diseños con este grupo prehispánico, y por investigaciones similares en las cercanías.
Estos vestigios dan fe, no sólo de un grupo de individuos, si no de todo una comunidad, que aquí se desarrolló y dejó prueba de ello. Pudiera tratarse de un asentamiento, centro ceremonial, un cementerio, o una ruta importante.
Entre los monumentos pétreos, se encuentran estas clasificaciones: aquellas piedras sagradas que no eran grabadas, piedras sagradas y de orientación con formas geométricas, piedras grabadas que simbolizaban deidades o hermanos mayores, piedras grabadas señalizadoras, y piedras con tallados, que son prueba del uso que le daban para distintas actividades de la vida diaria, entre otras.
A lo que apreciamos, esta piedra es la representación de un cerro que tiene justo detrás, el cual puedes ver en posición frontal. Su grabado marca algunos espirales, los cuales se dice que representan cuerpos de agua, que curiosamente en la actividad, en la misma posición en el cerro, se pueden observar a lo lejos, ollas para captación de agua o pozos. Los escurrimientos hídricos, parecen también estar representados en este diseño milenario.
Este monumento ya se encuentra reportado ante el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) para su registro en el atlas estatal de piedras mapa. Admira y cuida nuestra herencia cultural. Denuncian cualquier mal uso de nuestro patrimonio arqueológico.
Este fue un trabajo en equipo con la Arqueóloga Ligia Sánchez, la Artista Visual Mónica Figueroa, el Ing. Ismael Galvez y el Fotoperiodista Jonathan Villa. Fotos de Rafael Cruz