Caldero Político

La inflación, símbolo del combate a la pobreza en México

Juan Ángel MAGAÑA HERNÁNDEZ/Periodista

En sus recorridos que viene haciendo el Titular del Poder Ejecutivo Federal en uno de sus discursos ante productores agrónomos y especialistas en el campo para incrementar la producción de alimentos básicos y enfrentar la carestía, sostiene que luchar contra la inflación, es enfrentar a la pobreza y garantizar que el ingreso le rinda más a la gente, fortaleciendo el poder de compra del pueblo. Por eso es la lucha contra la inflación. Una cosa si es verídica, la inflación se ha convertido en una preocupación creciente para los bancos en toda la América Latina y con ello la recuperación de la actividad económica es más fuerte de lo esperado en los primeros meses de este año del 2022, lo que refleja tanto el estímulo que los gobiernos desplegaron para mitigar los efectos de la pandemia como una mayor movilidad y menores medidas de contención. Sin embargo, la inflación y las expectativas de inflación en la región también están aumentando de forma considerada y en México más. Los países se ven amenazados por nuevas variantes de la COVID-19, como Delta, y nuevas oleadas de contagio que podrían retrasar el crecimiento y la recuperación económica.  Los riesgos son potencialmente grandes. Muchos países de la región se enfrentan ahora al doble riesgo de la desaceleración económica y la alta inflación, con la consecuente repercusión sobre los pobres que podría ser colosal. Desde hace algunos años, los bancos utilizan objetivos de inflación, de manera explícita o implícita. Cuando las expectativas de inflación son superiores al objetivo de inflación, se suele producir un aumento en la tasa de interés oficial. Esto disminuye la amenaza de inflación, que afecta especialmente a los pobres. Los grandes interrogantes hoy son, si la evolución actual refleja una presión temporal o permanente sobre los precios y si las expectativas de inflación se están viendo afectadas. Y lo que es más importante para los formuladores de políticas públicas, la pregunta es, ¿qué medidas se deben tomar?. En una investigación académica en los libros de investigación en, Crítica a la Economía política de los gobiernos en América Latina, se sugiere que la prioridad de los bancos, a corto y mediano plazo, debe ser combatir la inflación. Esto ayuda a preservar el poder adquisitivo de los ciudadanos y dado que permitirá a las empresas tomar decisiones económicas acertadas, también contribuye a la recuperación económica. Por el contrario, si las expectativas de inflación se desanclan como consecuencia de la inacción de los bancos, el impacto negativo será sustancial tanto a corto plazo, debido a un aumento de la inflación, como a mediano plazo, debido a los costos adicionales creados por reaccionar tarde y ver un ajuste adicional en las tasas de interés. El tratamiento de la inflación puede afectar de forma diferente a los distintos estratos económicos de la población. En un reciente estudio de Parsons gran economicista, expresa que una inflación baja está asociada a una reducción de la pobreza y a una clase media en ascenso. También encontramos que la inflación está correlacionada positivamente con el desempleo y negativamente con la desigualdad. Este modelo sugiere que el incremento de la inflación en un uno por ciento aumenta el porcentaje de hogares con bajos ingresos en torno al  siete por ciento y reduce el porcentaje de hogares con altos ingresos en torno al uno por ciento. Entonces por lo consiguiente se tiene que, la inflación supone una carga muy elevada para los hogares pobres, ya que estos son en gran medida, consumidores precarios. A diferencia de las familias más ricas, incluso pequeños aumentos de precios tienen fuertes implicaciones en su consumo. La inflación incontrolada, además tiende a generar trampas de pobreza. Obliga a los hogares de bajos ingresos a evitar la inanición consumiendo alimentos de menor calidad, lo que puede afectar al desarrollo cognitivo de sus hijos. Los pobres están más expuestos a la inflación porque carecen de medios para preservar su poder adquisitivo. El acceso que tienen a los mercados financieros es limitado o inexistente, por lo que no pueden usar créditos para moderar el consumo. O en caso de tener acceso, tendrán que depender del endeudamiento, generalmente de los mercados informales, para satisfacer las necesidades básicas. Además, sus ingresos suelen proceder también del sector informal, por lo que no están cubiertos por los acuerdos institucionales públicos o privados, que protegen a los empleados de los aumentos de los precios. Y por otro lado, los pobres no tienen capacidad de ahorro, es decir, no pueden utilizar su dinero para mantener sus hábitos de consumo ni comprar instrumentos financieros indexados para conservar el valor de sus activos. En cambio, los hogares de altos y medianos ingresos tienen cierto acceso a esas herramientas, el cual se va incrementando a medida que aumentan sus ingresos. Por lo tanto, los esfuerzos para frenar la inflación son una lucha no solo contra la vulnerabilidad de los pobres, sino también contra la desigualdad social. Entonces veremos pues, si este gobierno de la 4T logra encontrar los mecanismos formales, para enfrentar la carestía, en esa lucha de contrarrestar  la inflación en México, garantizando con ello que el ingreso le rinda más a la gente, fortaleciendo el poder de compra del pueblo, ojala y lo encuentre a eso le apostamos como ciudadanos, ¡por el bien de primero los pobres!

Mi correo: jamhcom@gmail.com

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