Desastres en una parte del mundo, ya impactan en otra: Ilan Lavell

*Debido a la globalización e internacionalización, aumenta el riesgo sistémico, explicó Ilan Lavell

*En el seminario sobre vulnerabilidad y riesgos, que organizaron la Universidad de Colima y las universidades de Puerto Rico y Bernardo O’Higgins, de Chile

Santiago Castañeda Ponce | Dimensión

En el marco del seminario permanente sobre Estudios e Implicaciones del Riesgo, la Vulnerabilidad Social y los Desastres, Ilan Lavell dictó la conferencia “Riesgo, desastres y desarrollo: avances en la concepción y concreción de las relaciones”.

Este seminario es organizado por la Universidad de Colima y las universidades de Puerto Rico y Bernardo O’Higgins, de Chile.

Ilan Lavell, académico de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), con sede en Costa Rica, habló de la evolución del concepto de desastre, desde hace 50 años, relacionado con respuestas ante emergencias, máximos preparativos para responder ante una contingencia y con la reconstrucción.

“Es el concepto de desastre fundamentado en el paradigma interpretativo, que llamamos fisicalismo y que está captado en el término de desastre natural”, aclaró.

El experto mencionó que hemos avanzado, al conceptualizar estos fenómenos como amenazas o eventos físicos naturales, ya que el desastre, siempre es de índole social y económica. “No hay tal cosa, como desastres naturales, pero hace cincuenta años, el término tenía mucha trascendencia. Hoy en día, se sigue utilizando de una forma irrelevante, que distrae de la sustancia del tema; es decir, de la construcción de riesgo y de condiciones de desastre”.

Agregó que existen eventos físicos, que pueden disparar un contexto de desastre, dependiendo de las condiciones sociales, económicas y políticas de la región, impactada por un fenómeno natural.

Y que el concepto de riesgo y desarrollo, se empezó a difundir en los ámbitos académicos a partir de 1980, con la publicación del libro “Disasters & Development”, escrito por el activista norteamericano, Frederick Cuny, en ese año.

“Desde entonces, esta conjunción de conceptos entre riesgo y desarrollo, empezó a tener más relevancia, porque llevó a la idea de que los desastres tenían que ver con procesos de desarrollo fallidos.

Actualmente, los referidos conceptos han sido retomados por el Global Assessment Report on Disaster Risk Reduction (Informe de Evaluación Global sobre la Reducción del Riesgo de Desastres) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), publicado en 2010 y 2019, así como el reporte que saldrá el próximo año 2022”.

Debido a lo anterior, dijo, “ha habido un cambio de paradigma entre considerar al desastre como amenaza física, a entenderlo como construido socialmente”.

También dijo que a los aspectos relacionados con la causalidad, se les conoce como impulsores de riesgo, los cuales se relacionan con los modelos de cada sociedad: neoliberalismo, comunismo y socialismo.

Asimismo, explicó que el riesgo y la vulnerabilidad, se relacionan con la falta de planificación de las ciudades, la falta de gestión del desarrollo y gestión ambiental, así como la pobreza, al obligar a las personas, a vivir en condiciones de marginación y exclusión, en áreas expuestas; por ejemplo, a inundaciones.

Al hablar, en particular, de la pandemia del Covid-19, en el ámbito de la gestión de riesgo y amenazas, el ponente mencionó que no se trata de un caso parecido a un sismo, que afecta a una zona específica, sino de una exposición permanente y flexible.

Así pues, continuó, “hay un principio de variabilidad, de necesidad de reinventar constantemente nuestras ideas sobre riesgo, desastre y el concepto de riesgo sistémico”.

Para el Marco de Sendai sobre la Reducción del Riesgo de Desastres (2015) y organizaciones mundiales como la UNDRR (Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción de Riesgo de Desastres), el riesgo sistémico ha tomado la batuta en ese tipo de estudios.

“Este concepto refiere que, a partir de un daño, se derivan impactos secundarios que afectan a nivel social o económico y, en este sentido, si una central hidroeléctrica, deja de funcionar.

Por ejemplo, no es solamente el costo de este productor de electricidad, lo que se considera, sino la afectación a consumidores y a personas que no pueden realizar su trabajo y, por lo tanto, pierden productividad”, detalló.

“La globalización e internacionalización, aumentan esta sistematicidad, lo que significa que un desastre en una parte del mundo, ya puede impactar notoriamente en otra, cosa que no pasaba, tanto cuando las economías estaban aisladas o menos integradas”, dijo.

Por otra parte, comentó que los sectores en condiciones de carencia, se verán afectados, cuando ocurra un evento físico, social o económico, sin importar que sea una crisis financiera, un terremoto o una epidemia.

Es la misma gente la que sufre: excluidos, marginados y pobres, habitantes en centros urbanos aglomerados.

Manifestó que una de las grandes lecciones de la epidemia actual, en este ámbito, es que el riesgo de desastre no tiene tanto significado para unas personas como para otras.

Cuando una persona vive al día y tiene que caminar las calles de la informalidad, olvida el riesgo, al igual que una comunidad viviendo al margen de un río, se niega a ser trasladada a otra parte, porque necesita mantener su estándar de vida o los medios mínimos que han construido con mucho esfuerzo”.

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